La NASA ha presentado lo que considera el concepto del avión del futuro, más grande, más eficiente y de aspecto algo extraño.
Aunque no sabemos exactamente que debemos esperar para el futuro, los expertos manifiestan que cualquiera de los modelos que apreciamos podría ser una posibilidad muy real en los próximos 20 años. Algunos de ellos incluso utilizarían energía nuclear como fuente de propulsión.
Según informa la revista Science News, técnicos norteamericanos han conseguido fabricar un caza supersónico experimental que es controlado por el suave batir de sus alas. Una demostración de estas habilidades tendrá lugar este verano con un F/A-18 modificado.
Las alas de este aparato experimental son muy finas y, aunque conservan los clásicos alerones para las movimientos del avión, estos alerones desempeñan sólo una función secundaria, ya que lo que hacen es desencadenar los correspondientes movimientos de las alas.
Las finas alas de este prototipo pesan quince veces menos que un ala convencional y su uso como superficie de control del avión permite obtener una eficacia mayor que la que facilitan los alerones tradicionales.
La pasada primavera, investigadores de la Nasa, del laboratorio de investigación del ejército del aire (AFRL y del departamento de investigaciones avanzadas de Boeing, procedieron a ensayos preliminares de este prototipo con la finalidad de medir los parámetros físicos que se aplican a las alas en diferentes condiciones de vuelo.
Alas musculares
Pero las investigaciones no se limitan sólo a la consecución de alas flexibles, ya que científicos e ingenieros de diferentes empresas que trabajan para el Pentágono pretenden asimismo modificar la forma de la superficie de las alas, al igual que ocurre con los músculos, que se tensan y distienden al mismo tiempo que aumenta y disminuye su grosor.
La empresa Skunk Works, una división de Lockheed Martin, de Palmdale, en California, pretende asimismo fabricar aviones con pequeñas alas que sustituyan a las tradicionales de tal forma que, adheridas al fuselaje, puedan plegarse y aproximarse entre sí, tal como hacen las aves.
NextGen Aeronautics, por su parte, trabaja en un ala metamórfica que pretende sustituir el ala convencional de los aviones de combate por una mucho más estrecha más favorable a la velocidad, mientras que Raytheon Missile Systems, de Tucson, perfila un ala telescópica adaptada a las necesidades de un misil de crucero.
El objetivo que persiguen todas estas investigaciones es crear antes del año próximo un conjunto de maquetas de alas funcionales capaces de reducir a la mitad su longitud y grosor, por lo que la tecnología aerodinámica se aproxima a lo que fueron los primeros pasos de la aviación, las alas flexibles de los hermanos Wright, que por razones de seguridad fueron sustituidas a comienzos del siglo XX por estructuras rígidas combinadas con alerones.
La creciente capacidad de los ordenadores y la elasticidad y peso de los nuevos materiales, permiten cien años más tarde pensar de nuevo en aviones que imitan el vuelo de los pájaros, aunque todavía queden unas décadas para que esta tecnología, si realmente confirma su validez, traspase la frontera de los vehículos militares y se extienda a la aviación civil.
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